Las cosas que voy a extra帽ar de Venezuela (y las que no)

Venezolanos con los colores de su bandera en la caraDerechos de autor de la imagenAFP
Image captionAun en medio de los problemas, la alegr铆a es una constante entre los venezolanos.
A veces no me queda claro si Venezuela es un lugar feliz o infeliz. Porque parece ambas cosas.
M谩s all谩 de las penurias que sufre el pa铆s, y por muy pesimista que est茅, el venezolano anda por la vida regalando gestos fraternales.
La gente m谩s alegre del mundo puede encontrarse en una cola kilom茅trica en el supermercado o en un hospital quebrado y sin insumos.
Y ese no-s茅-qu茅 que puede transformar desgracias en un fest铆n de risas es lo que m谩s voy a extra帽ar de Venezuela.
Temo que pronto vaya a suscribir lo que dec铆a Gabriel Garc铆a M谩rquez, quien en su "Memoria feliz de Caracas" (1982) escribi贸 que "una de las hermosas frustraciones de mi vida es no haberme quedado a vivir para siempre en esa ciudad infernal".
Vista de CaracasDerechos de autor de la imagenFEDERICO PARRA
Image captionHasta Gabriel Garc铆a M谩rquez se enamor贸 de Caracas.
En Venezuela, donde estuve tres a帽os como corresponsal de BBC Mundo, encontr茅 el reto m谩s grande de mi vida.
En este tiempo la crisis pas贸 de grave a alarmante, la calidad de vida cay贸 en forma estrepitosa y la inflaci贸n se dispar贸.
Entre otros ejemplos, el litro de jugo de naranja subi贸 4.600%, los cigarrillos aumentaron 3.900%, y legalizar documentos en consulados un 12.000%.
Vi tres cad谩veres, viv铆 11 apagones y la polic铆a me detuvo dos veces.
Me salieron tres canas y me dio alopecia en dos oportunidades.
Pero el recuerdo que me llevo es m谩s feliz que infeliz.
Un hombre pasa con su compra frente a una cola en CaracasDerechos de autor de la imagenAFP
Image captionIncluso en las kilom茅tricas colas es posible encontrar sonrisas y gestos fraternales.
Porque en la esencia del venezolano, en ese limbo entre felicidad e infelicidad, encontr茅 ense帽anzas para el resto de mi vida, aquellas en la ra铆z de instituciones como "poco a poco se llega lejos", "esto es lo que hay" y "al mal tiempo, buena cara".

Lo que no voy a extra帽ar

Hay, por supuesto, algunas cosas que no extra帽ar茅.
Por ejemplo, que la ineficiencia del sistema te obligue a buscar atajos para sacar una c茅dula, comprar jab贸n o tener agua las 24 horas.
En la fila de la compraDerechos de autor de la imagenAFP
Image captionLas largas colas y esperas llevan a muchos a buscar atajos.
No echar茅 de menos la desidia, la parsimonia, la indolencia con que me atendieron o hablaron o insultaron bur贸cratas, meseros y polic铆as.
Intentar茅 no recordar las horas que pas茅 buscando la versi贸n del chavismo sobre algunas noticias.
No extra帽ar茅 los ataques desde el oficialismo o la oposici贸n por ciertos reportajes que publiqu茅.
Y har茅 lo posible para superar la rabia que sent铆 esta ma帽ana, como tantas otras, cuando la tarjeta del banco no sirvi贸, se bloque贸 y luego me qued茅 sin dinero porque hab铆a sacado ya los 160 billetes (solo US$16) que me puede dar el cajero en un d铆a (en cuatro transacciones).

Echar茅 de menos...

Lo que s铆 quedar谩 en mis recuerdos ser谩n los atardeceres brumosos bajo el olor del sofrito que preparaba mi vecina al son de las guacamayas.
Una guacamaya en un balc贸n de CaracasDerechos de autor de la imagenVALENTINA CRISTOVAO
Image captionLas guacamayas son una presencia constante en los cielos de Caracas.
Recordar茅 el aguacate "mantequilludo" que me vend铆a una "do帽a" con un celular en una teta y una calculadora en la otra.
Echar茅 de menos el verde de los 谩rboles y arbustos, de las palmas y hierbas que en Caracas conviven en paz con el bullicio de las motos, el esmog y las trampas.
Cada vez que sienta nostalgia de Venezuela buscar茅 sentir el sabor de las nutelas que un caraque帽o sonriente, so帽ador y trabajador llamado Christian me tra铆a de la costa de la Guaira por dos m贸dicas lochas (dinero).
Tienen raz贸n los expertos: ac谩 est谩 el mejor cacao del mundo.
Caco venezolanoDerechos de autor de la imagenAFP
Image captionLos venezolanos se precian de tener el mejor cacao del mundo.
Y me transportar茅 a las playas del Caribe cada vez que huela y beba uno de los exquisitos rones venezolanos (tambi茅n, dicen, los mejores el mundo), que en medio del caos noticioso fueron aire fresco para este corresponsal asm谩tico.

Memoria feliz de Venezuela

Cuando hable de la Venezuela que viv铆 tendr茅 que mencionar escasez, inflaci贸n, delincuencia, gente jodida en un sinf铆n de maneras.
Pero har茅 el esfuerzo de ir m谩s all谩 de esta coyuntura, lejos de los c铆nicos, corruptos y malandros.
Playa de VenezuelaDerechos de autor de la imagenEYE UBIQUITOUS
Image captionEs dif铆cil no enamorarse de las playas de Venezuela.
Me llevo, m谩s bien, la sonrisa del recogedor de basura, el coqueteo de la funcionaria p煤blica: ese calor humano caribe帽o que tanto extra帽an los miles de venezolanos que se han ido del pa铆s recientemente.
Es como si en Venezuela la movilidad social estuviera en la cultura; como si el clasismo fuera cuesti贸n de las minor铆as: ac谩 el chofer es el confidente del jefe y la empleada del servicio, un pilar en las familias de clase media.
No hay sueldo ni vestimenta ni buenos modales que est茅n por encima de un saludo, de una broma que democratice las relaciones: que ponga a un mototaxista en el mismo rango de un ministro; que archive, r谩pidamente, el trato de "usted"; que inspire, en cuesti贸n de segundos, decirle "mi amor", "mi cielo" o "papito" a un desconocido.
Venezuela vive en un raro estado de paciencia, de tolerancia. La impuntualidad es permitida.
Una mujer sonr铆e en una manifestaci贸n de la oposici贸n venezolana.Derechos de autor de la imagenAFP
Image caption"Del pa铆s me llevo las sonrisas", escribe nuestro corresponsal.
Algunos venezolanos dicen que ese estado de constante regocijo, de no tomarse nada en serio, es lo que "tiene a este pa铆s jodido".
Pero para m铆 es una ense帽anza de que no hay preocupaci贸n que arregle los problemas.
Ser feliz es gratis, aprend铆 de los venezolanos. Por mucho que la arepa est茅 muy cara