Javier Loaiza:
Octubre 23, 2009
Apreciado Hugo. Te saludo así, de “apreciado”, por tres razones. Primero porque es mi trato preferido con las personas en cualquier correspondencia. La segunda porque me imagino que alguien realmente te aprecia por lo que eres, por la persona en sí misma, no por lo que pueda sacar o aprovechar con algún tipo de cercanía contigo. La tercera y principal razón, porque te conozco mucho más de lo que crees.
La razón de mi carta es para explicarte cómo te conozco y el inmenso dolor qe me causa. En Praga, República Checa, acabo de conocer una abogada venezolana acusada de “traición a la patria” por defender presos políticos, que tu gobierno sostiene no existen. Nos dijo en su ponencia algo que me dejó realmente preocupado, que “todos llevamos un Chávez dentro”!. Te imaginas, Hugo, te llevo en mis entrañas!
Te conozco perfectamente, sé de mis inclinaciones y los hábitos que me llevan actuar en piloto automático de manera autoritaria y dominante, qué horror!. Debo confesar que me siento terriblemente mal con ese descubrimiento. Desde pequeños nos enseñaron a imponer nuestra voluntad ó a obedecer a otros, sin otra salida posible. Detesto profundamente ese autoritario, egoísta, ególatra, machista, chauvinista, brabucón que llevo dentro. Definitivamente, no lo quiero más. Y lo mejor, estoy seguro que cada día somos más los que trabajamos a diario por expurgar de nuestra propia conducta ese “chávez”.
Y, cómo podríamos tener dirigentes y líderes democráticos, cuando algunos entrenados para imponer su voluntad como tú, de manera sobresaliente, logran cautivar y a la larga “comprar” con cantos de sirena y dádivas del Estado a una inmensa cantidad de personas que los reciben como a proveedores que supuestamente les van a aliviar las penurias económicas a base de asistencialismo. Dirigentes que se aprovechan del pensamiento mágico y primitivo y se presentan con discursos mesiánicos para “salvar al pueblo”, presuntos vengadores que le devolverán a los pobres lo que les corresponde.
Llegaste al poder con un discurso contra los políticos, los partidos, las instituciones, contra todos. Y ahora, tú, solo tú, los has remplazado a todos!.
Cómo podemos aspirar a tener sociedades democráticas, si nos forman con base en el temor y el miedo?, Nos enseñan el miedo a la libertad, a la autonomía, nos entrenan para actuar y pensar de una u otra manera, bien sea como súbditos o como dominadores. Y luego, cuando cualquiera llega a posiciones de gobierno y asume la responsabilidad de la Toma de Decisiones Públicas, cuando se apodera de “lo público”, lo hace con el repertorio de herramientas que posee. Autócratas tomando decisiones públicas que, por su naturaleza, nos afectan a todos.
Quisiera creer que te mueve el amor por tu “pueblo”. Lo que no sabes, o sí sabes, es que el “pueblo” no existe. Una expresión usada para denominar a las personas en su conjunto, que desde hace varios siglos sirve de pretexto para cometer toda clase de excesos, abusos, atropellos y crímenes. En nombre del “pueblo” se establece una autoridad basada en la fuerza, se va a la guerra, se imponen incluso acciones de exterminio contra aquellos que no profesan la fe de los gobernantes.
Hugo, no te creo el amor por tu “pueblo”. Estoy pensando que no eres capaz de amar, de sentir compasión, ni ternura, que no puedes ponerte en los zapatos del dolor ajeno. Lo que parece moverte es un profundo odio, una rabia, una ira irrefrenable, infinita. Pienso incluso que estás siendo alimentado y estimulado por gente agazapada cerca de tu estrecho círculo de “confianza”. A propósito, Hugo, dime, puedes confiar en alguien? En tu vida has confiado en alguien? Cómo es que tus amigos de ayer, hoy los tienes por tus enemigos?
Apoyados en tu desbocada carrera de insultos y gasto desmedido de los recursos de los venezolanos, como si fuera tu chequera personal, hay una serie de personajes que violan los derechos humanos, se alían con el narcotráfico, la guerrilla secuestradora narcoterrorista a la que aclamas y defiendes se reparten recursos para su propio beneficio. Era muy malo que antes hubiera corrupción descarada en tu país, pero es buena ahora en nombre de tu proclamado “socialismo del siglo veintiuno”?
Te cuento un par de cosas de tu país y que, por estar viajando de lado a lado del planeta, haciendo kilométricos discursos, es probable que no estés informado. Sabes, la asamblea legislativa compuesta solo de seguidores tuyos actúa al unísono de tus desvaríos. Las cortes, integradas por magistrados “amigos” tuyos a los que les masajeas el alma y el bolsillo, avalan sin respiro tus proclamas. Los medios de comunicación que permites funcionar promueven alabanzas hasta el delirio a tu nombre, como a un semi-dios. Una esquizofrenia estatal obnubilada por tu astucia desmedida. Sabías, eso es concentración de poder? Es bueno que en vez de seres pensantes tengas a tu alrededor súbditos arrodillados a tu poderosa y omnipresente mano dadivosa para unos pocos y acosadora para todo el resto?
Sabes acaso por qué las ballenas están en peligro de extinción y las vacas no?, Las vacas tienen dueños que las protegen, las cuidan, velan por su reproducción y, sus dueños, lo hacen en medio de la libertad. Has visto que el socialismo como régimen hubiera funcionado en alguna parte, que promoviera las libertades y el desarrollo? En la práctica, el socialismo ha sido el ejercicio del egoísmo puro de los dirigentes, que creen que el resto se deben comportar como a ellos se les ocurre.
Sabes por qué la administración en manos del Estado fracasa con enorme frecuencia? Es elemental, por el monopolio. Cuando el Estado es dueño o mejor, se adueña a través de los que lo manejan, y ese Estado regula, provee, desarrolla, administra y además, “controla”, es inevitable la corrupción, la ineficiencia, el despilfarro. Crees que tus súbditos son ángeles y que la concentración de funciones sin control no les abre el camino para el robo, el abuso y el despilfarro? Creerlo sería ingenuidad o estupidez y, estoy seguro que no eres ni lo uno ni lo otro. Andas metido de cabeza en un proceso de nacionalizaciones y expropiaciones que no tienen otra motivación que hacer demostración de tu poder autoritario.
Eso no tiene otro nombre que tiranía. Abres y cierras fronteras como si fuera la puerta de tu casa. Acusas, señalas, descalificas a quien se te antoja en el desvarío de tus insufribles peroratas. Soportarías igual sobredosis de verborrea proviniendo de otro?
Hugo, odias la democracia porque permite la expresión de gente pensante, así sean pocos. Te amparas en elecciones manipuladas y compradas, y a eso le llamas democracia. Te falta algo esencial, el balance de poderes, estar sometido al imperio de la ley, y no la ley a tu antojo. Alguna vez aprendiste a escuchar? Hay algo que te enamore más que tu propia voz, tus rugidos de fiero león que amenaza a todos?
No creo que al correr del tiempo alguien te recuerde con aprecio, después de sembrar odio, confrontación, dolor y muerte? Cuéntame, a quién le van a disparar los 100.000 fusiles que compraste? -A los colombianos? En dónde vas a usar los aviones que negociaste con los rusos? -En Honduras? Qué vas a hacer con la planta nuclear y los misiles que estas adquiriendo de Iraníes y rusos? -Te quieres parecer y volver en esta parte del mundo como el norcoreano Kim Jong Il, y hacer temblar al mundo?.
Hugo, cómo vas a recuperar los millones de dólares que regalas por doquier para conseguir amigos para tu proyecto? Confiesa, realmente estimas y aprecias a Evo, a Correa, a Ortega, a Cristina? O los ves como títeres de la chequera de petrodólares que manejas a tu antojo? Eres el fundador y paradigma del “nacionalpopulismo” latinoamericano, una suerte de nacionalsocialismo tropical, apoyado en los petrodólares y solidario con personajes como el sanguinario Omar al-Bashir de Sudán, y otros que no quisiera mencionar.
Aprecias a Fidel Castro? O apenas lo usas como un comodín para tus propósitos? Sabías que en Cuba, de once millones de habitantes, más de nueve millones nacieron bajo el régimen de tu ídolo, amigo y mentor, que ahora te recomienda que, para ser invulnerable, debes adquirir tecnología nuclear? Sabes que Cuba es, desde hace medio siglo, la cárcel más grande del mundo donde los cubanos purgan penas de por vida por el delito de nacer allí?
Sabías que los 72 años de socialismo en Rusia y los países que sometió en toda Europa Central y del Este, dejaron más de 100 millones de muertos, casi el doble de las dos guerras mundiales juntas?
No ves que el Estado Nación, fuente de ese nacionalismo que promueves está en serios problemas, que no es capaz de resolver lo local ni atender lo global, y que los caudillos nacionales cada vez tienen menos credibilidad en sociedades mayoritariamente urbanas, pues en las ciudades las personas se vuelven “ciudadanos”, superando la vieja condición de súbditos?
Al fin, te crees tan poderoso? Puedes detener el viento, devolver la historia?
Hugo, la verdad, me da lástima. Dime, tienes un minuto de reposo, de sosiego, de descanso? Tu pobre alma acorralada por rencores y rabias te da tregua un minuto del día o de la noche? O eres tan inconsciente y te has metido en un carrusel, en un círculo que retroalimenta la lujuria del abuso de poder, que estás haciendo de la locura un hábito, de la agresión un método, de la violencia una religión?
Eres uno de los últimos ejemplares de una especie en extinción, la de los tiranos, los autócratas, los déspotas. En el resto del mundo hemos probado que la democracia, el control y balance del poder, la educación, y la participación libre y autónoma de los ciudadanos, nos puede vacunar de experimentos que como una peste quisieras imponer.
Venezuela no te merece. Estás abusando de la nobleza de tu gente. Hugo, estás fuera de época. Perteneces a una especie de dinosaurios mentales, en los que la fuerza bruta es el único valor que reconocen.
Muchos aún no creen que eres una amenaza, se niegan a reconocer que el autoritario que tenemos dentro nos hace más daño que bien, se sienten cómodos en su propia egolatría, se alimentan con una vocecita interna que les dice que de todas maneras vas a salirte con la tuya, no aceptan que la estás destrozando por dentro. Además, preocupa que muchos todavía en Venezuela esperen que alguien de fuera vaya y los libre del tirano. Por fortuna, cada día somos más los que reconocemos, identificamos cada una de las maneras como se manifiesta ese megalomaníaco chavista dentro nuestro y muchos más los venezolanos que se resisten a soportarlo.
Por eso decidí escribirte. Necesitaba escribirme a mí mismo, porque me conozco, te conozco. Y este es mi modo de exorcizar de mi propia conciencia el Chávez que llevo dentro.
No creo que me leas, pero en contrario, confío que esta carta se reproduzca y multiplique para que construyamos una inmensa red de ciudadanos del mundo que trabajamos unidos por deshacernos del tirano dentro y fuera de nuestras vidas y establecer un mundo democrático que nos permita reconocer y aceptar al otro, que nos estimule a trabajar en equipo para una convivencia pacífica y constructiva en medio la libertad, la fraternidad y la equidad. Que nadie se crea que por ocupar un cargo, una posición política o de gobierno es un gramo más que aquellos a quienes se debe.
Y es posible. Al fin, tú y yo sabemos que ni eres genio, ni eres todopoderoso, ni eres ninguna clase de divinidad. Apenas una persona de carne y hueso como yo y como los demás, otro mortal no más, y a ese le hablo. A ese rezago de brutalidad animal que llevo dentro.
Por último, quedemos claros, no te aprecio para nada y sobre todo, estoy seguro, Hugo, tú también pasarás. Y más pronto de lo que crees.
Saludos
Fuente: Javier Loaiza editor de nuevapolitica.net
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